La tarde cenicienta
Va muriendo con un llanto rebelde
Golpea con furia el pavimento
Las casas de madera y zinc
Los árboles
Se pronuncian en medio de la tempestad
Que vuelve a descolgarse
Cae como un velo sobre la ciudad apagada
Sobre las calles solitarias
Un hombre gris
Se acompasa con la lluvia
Y el relampaguear de los truenos
Rompe su monótono andar
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