martes, 12 de junio de 2012

Caminando vengo


Caminando vengo


Vengo de la guerra
Con las manos vacías
Y el corazón ardiente
Vengo de hacer la guerra con Abel
De matar a Goliat y a diez mil filisteos
De la huída de Egipto
De ser el rey de los Hunos

De las conquistas de Alejandro Magno
De los amores de la egipcia Cleopatra
Del Ágora
Del panteón vengo

Caminando la historia vengo
Llena de  duelos y nostalgias
Vengo de la edad de cobre
Bronce
Hierro

De Esparta sanguinaria
De Grecia  
De Viena
De ser Nerón
De ser Hitler
De ser Napoleón el estratega vengo

De ser Salomé
Y recibir la cabeza de Juan Bautista
De las cruzadas
De la inquisición
De la quema de brujas
De  la Rusia imperial vengo


De los dolores de las madres de mayo
De  los martirios
De los campos de exterminio
De los genocidios vengo

Vengo de la guerra sin trofeos
Ni cabezas rapadas
Porque del acto he pasado a la palabra
De los genocidios
A mi propio genocidio
Mi guerra tiene nombre
Mis guerras devastadoras me pertenecen

Estoy llena de campos minados
De campos guerreros que se escapan
Hasta hoy mi enemigo estuvo afuera
Lo busqué en los desiertos y selvas
En los montes y ciudades
Por  eso siempre traje
Trofeos  y cabezas rapadas

Me  cansé de achacar a otros mis derrotas
Es  cierto que me han crucificado como a Cristo
Es  cierto
Las  heridas todavía están abiertas
Las  masacres en mi piel son escritura
Igualmente  a negros e indígenas masacré
Míos  los odios que les profeso

Estoy  cansada de mis guerreros imperiosos
Cansada  de respirar el aire enrarecido de los tambores
Cansada
De  ser mercenaria

Ahora mis guerras me pertenecen
Por eso vengo de la guerra
Sin trofeos ni cabezas rapadas
Ahora vengo de mis propias guerras
Con las manos vacías  y el corazón ardiente
Caminando la historia vengo

viernes, 1 de junio de 2012

Sólo cuestión de tiempo


Desde siempre lo sabías
Pero te negabas a decírmelo
Yo también me negué
Y seguimos jugando
A que el tiempo no tenía final
A que la muerte con su tridente
Terminaría por desistir
A que la muerte anoréxica
Terminaría sus días
Lejos de nosotros
A que la muerte en su palidez agonizante
No se impondría a la vida
A los pájaros que habitaban los únicos árboles
Al azul del cielo
Que oscureció de pronto una tarde
Somos los eternos sobrevivientes
De ese presagio infernal
Que caería sobre las ciudades

Eso se dijeron sin palabras
No eran necesarias para entenderse
Él partió sin ningún asombro
La última mujer se dio al dolor
Ella también desapareció
Era sólo cuestión de tiempo 

Océano de altas mareas


Agita sus mástiles al viento
Susurra a cuatro voces su inconformismo
Como canto de sirena en medio de las tempestades
Es su voz para los navegantes que osan leerle
Su pluma torpedea este universo de papel
De Imágenes gastadas
Y felicidades ficticias
Transeúnte decidido
En este océano de altas mareas
Y turbias ilusiones que intimidan
No se deja sobornar
Por los señuelos lujuriosos del poder
No se deja sobornar
Hace de su escritura
Un canto de sirena que atrapa
Que responsabiliza al hombre por su destino
Por la nefasta destrucción
Que yergue sobre si mismo
Seduce al que tiene ojos y oídos
Seduce con un estilo
Que cala los huesos y los sentidos
Su escritura
Huella de un caminante visionario
Ve en la neblina letal del tiempo
En una orilla
Lo caótico de los días finales
Y en la otra
La majestuosidad de lo divino
Que transcribe
Sueños y leyendas
Amores
Perplejidades de luna
William Ospina
Un transeúnte decidido
Que rescata las memorias del hombre