1. ¿Qué es, ha sido y será de su literatura en el antes, hoy, y después
o no de su decisión libre o del azar, de participar en el grupo de “Los Octámbulos”?
Cuando se llega a un sitio,
muchas veces, es el azar el que se confabula con uno para habitar un espacio y
un tiempo, destinado, deseado tal vez. Y una llega cargada de fantasmas, de
recuerdos de adolescencia en los que se quiso infundir vida a esos hombres inmortales
que nos abandonaron (Los hermanos Grimm, la generación del 98, del 27, Goethe, Rimbaud, Nietzsche, Freud, Kafka, Hölderlin, Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Olga Orozco, Pizarnik, Yourcenar…
Poder escuchar de ellos y ellas, luchas, insomnios, ese parir un texto en medio
de la angustia, el delirio o la lucidez.
Textos que llenan de
sonidos y cadencias mis oídos. Cuánto deseé tenerlos frente a mí. Quería
conocer a esos escritores de los que mis profesores de español nos hablaban. Y
un día no esperado, me invitan a hacer parte de la tertulia, no estaba en mis
planes, pero el deseo andaba agazapado y se hizo ley. Y en la tertulia empezó a
abrirse ese océano de las palabras que se juntan, una tras otra, como las
piezas de un rompecabezas que necesitan encajarse para darle forma a una
imagen.
Las palabras son un océano
que irrumpe con toda su fuerza, hasta reventar como los juegos pirotécnicos. Y
entonces, la escritura se hace una necesidad. La pasión corre por la sangre, se
tatúa en la piel, se respira, aún en un medio como el nuestro, se respira la
poesía que otros hacen y la que hacen los contertulios.
Escribir se ha convertido en una manera de habitar el mundo, de habitar
la tertulia, la cual sigue consolidándose en la perseverancia, en un intento,
siempre imposible, porque las palabras huyen y uno va tras ellas para darle
forma en el papel. Crear a partir de la nada, a pesar de quedar cortos en el decir,
a pesar de la lucha interior, porque las musas desdeñosas nos abandonan. Sin
embargo, el reunirnos quincenalmente, nos ha hecho disciplinados, procurando
tensar los textos en medio de las críticas.
La tertulia ha sido la brújula en medio del mar tempestuoso, de la oscuridad,
de la lejanía de un puerto seguro. Hemos permanecido en el mar abierto, cada
uno capitán de sí mismo, no hay maestros, tampoco pupilos. Cada quien caminando
a su ritmo, haciendo pausas o siendo devorados por la imperiosa necesidad de un
norte en su escritura; desnudando su ser, exaltando una mirada del mundo, un
encuentro con los propios fantasmas, dándole forma a la propia existencia,
reflexionando sobre el mundo, sobre los escritores que amamos. Y en ese devenir
va surgiendo una voz propia.
Hemos permanecido en pie en las noches
frías y cálidas. No sabemos a dónde nos lleve ese mar tempestuoso de las
pasiones. Solo remamos todos los días, a pesar los quebrantos de salud y de
ánimo seguimos remando, no tenemos puerto definitivo. Cada uno llegará cuando
su corazón deseé el puerto. O cuando la muerte le arrebate el último halito de
su existencia, el último poema que no terminará de hacer.
Mientras tanto, el presente nos aguarda, y cada uno seguirá siendo su propio
capitán en alta mar, eso es lo que hemos hecho durante trece años.
2
Cómo y desde dónde, con qué
texto o textos interviene en esté Nro 2 de la Antología de “Los Octámbulos” y
por qué y para qué?
Desde la poesía he
intervenido en el libro, Octámbulos II, con textos que en su mayoría son una
mirada sobre las mujeres con las que he trabajado, sus dificultades para
subsistir, pero también sus deseos de superación; la ciudad y sus vendedores
ambulantes, la guerra, esa frontera entre lo íntimo y éxtimo. Una necesidad de nombrar lo que es Colombia, un espejo
donde todos somos dioses oscuros intentando unir sus fragmentos, intentando delinear
el rostro de la paz.
3
¿En qué forma y medida (sin
mediciones), usted ha ocluido o exaltado su yo, para intervenir en este grupo y
por qué, qué sentido tiene y como han sido sus desarrollos tempestuosos o no?
En la tertulia ha
prevalecido el ejercicio de la democracia, no un ejercicio para exaltar el yo
propio o el de otros; como lo decía antes, no hay quien la dirija. Solo unas
pautas, unas reglas necesarias para su funcionamiento. La tertulia es un
espacio para el ejercicio político, en tanto, que se toma la palabra, sin
mediadores, sin maestros, sin a quién seguir. Cada uno hace uso de su propia
voz para estar o no de acuerdo con lo que se debate. También es un espacio para
el ejercicio de la estética y la ética particular, y en este sentido, cada
integrante es libre de exaltar su yo o resaltar
en la ficción los temas del mundo que lo circunda.
4
¿Qué es para usted un
Octámbulo y si esa visión o consideración media (médium) con o en sus textos,
por qué sí o por qué no?
Un Octámbulo, es
comprometido con la escritura, con su presencia en cada encuentro itinerante
cada quince días. Un Octámbulo está comprometido con su deseo, con los temas
que lo apasionan, con el ejercicio de la crítica de los textos que se llevan
para pasarlos por el tamiz de las sugerencias. En la crítica nos mueve la coherencia
de los textos, las fisuras desde lo gramatical, los tópicos que necesitan más
desarrollo, pero cada quien está en su derecho de aceptar o no las
sugerencias.
Esa diversidad de voces, con maneras
distintas de estar en el mundo, de ser, se convierte en una ventana abierta al
mundo, donde cada uno ejercita el pensamiento y el hacer. La tertulia se ha
convertido en el ejercicio de la libertad y la palabra.
Entrevista hecha a cada uno de los Octámbulos hecha por Óscar González en el Periódico El Mundo en Palabra & Obra y en la que se publicaron algunas de las respuestas de cada Octámbulo, estás son las mías. Entrevista de marzo 5 de 2017.